FOTO: ARCHIVO EL PROVINCIAL.CLLa temporada 2005 de Libsur fue de ensueño para la categoría infantil de nuestro club. A un compacto grupo de jugadores bien trabajados el año anterior por Guillermo Jerez se le sumó la llegada de Fernando Otaviano, traído por Jorge Álvarez como su preparador físico y ayudante técnico. El hombre de Olavarría trajo consigo la siempre apreciada pasión argentina y fue capaz de brindarle a ese gran equipo el salto de calidad que lo llevó a convertirse en un equipo sin contraparte en la Liga y que terminó como campeón con un inédito record de 21-0.
La experiencia adquirida por tantas temporadas trabajando en Olavarría con las series menores, en años donde el club de la provincia de Buenos Aires obtuvo títulos nacionales e internacionales permitió a Otaviano en un corto período de tiempo volcar sus amplios conocimientos en un grupo de chicos con gran potencial, que tuvieron la capacidad de entender el mensaje y convertirse exactamente en el equipo que Fernando quería.
Hoy vemos a seleccionados nacionales del club que bajo su alero se desarrollaron y se convirtieron en las grandes promesas que hoy son. Su trabajo, aunque sea a la distancia, hoy se ve recompensado con el nivel que muestran los Alberto Toledo, Javier Schwerter y Vjekoslav Rafaeli semana tras semana.
Más allá de su gran trabajo profesional, la figura de Otaviano se convirtió en una querida por todos, donde su cercanía y “buena onda” lo hicieron ganarse el cariño de tantos amigos que dejó en la ciudad. Muchos esperamos su vuelta. Basado en su trabajo y la amistad, los pergaminos están más que a la vista.
Ante las ya constantes dudas sobre el trabajo actual en las series menores, el recuerdo del gran trabajo hecho por Otaviano en la temporada 05 sigue presente en los fanáticos que reconocieron en el a un gran trabajador, identificado con el club y que trajo consigo toda su chispa e intensidad a la hora de ver el basketball. Fernando Otaviano dejó su huella en el club.
La experiencia adquirida por tantas temporadas trabajando en Olavarría con las series menores, en años donde el club de la provincia de Buenos Aires obtuvo títulos nacionales e internacionales permitió a Otaviano en un corto período de tiempo volcar sus amplios conocimientos en un grupo de chicos con gran potencial, que tuvieron la capacidad de entender el mensaje y convertirse exactamente en el equipo que Fernando quería.
Hoy vemos a seleccionados nacionales del club que bajo su alero se desarrollaron y se convirtieron en las grandes promesas que hoy son. Su trabajo, aunque sea a la distancia, hoy se ve recompensado con el nivel que muestran los Alberto Toledo, Javier Schwerter y Vjekoslav Rafaeli semana tras semana.Más allá de su gran trabajo profesional, la figura de Otaviano se convirtió en una querida por todos, donde su cercanía y “buena onda” lo hicieron ganarse el cariño de tantos amigos que dejó en la ciudad. Muchos esperamos su vuelta. Basado en su trabajo y la amistad, los pergaminos están más que a la vista.
Ante las ya constantes dudas sobre el trabajo actual en las series menores, el recuerdo del gran trabajo hecho por Otaviano en la temporada 05 sigue presente en los fanáticos que reconocieron en el a un gran trabajador, identificado con el club y que trajo consigo toda su chispa e intensidad a la hora de ver el basketball. Fernando Otaviano dejó su huella en el club.
No hay comentarios:
Publicar un comentario